Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al
hacerlo, creemos que lo que Suponemos es cierto. Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones
sobre lo que los demás hacen o piensan –nos lo tomamos personalmente–, y
después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras
palabras. Este es el motivo por el cual siempre que hacemos suposiciones, nos buscamos
problemas. Hacemos una suposición, comprendernos las cosas mal, nos lo tomamos personalmente
y acabamos haciendo un gran problema de nada.
Producimos mucho veneno emocional haciendo suposiciones y
tomándonoslas personalmente, porque, por lo general, empezamos a hablar a
partir de nuestras suposiciones. Recuerda que hablar es nuestra forma de
comunicarnos y enviarnos veneno los unos a los otros. Como tenemos miedo de
pedir una aclaración, hacemos suposiciones y creemos que son ciertas; después,
las defendemos e intentamos que sea otro el que no tenga razón. Siempre es
mejor preguntar que hacer una suposición, porque las suposiciones crean
sufrimiento.
Hacer suposiciones en nuestras relaciones significa buscarse
problemas. A menudo, suponemos que nuestra pareja sabe lo que pensamos y que no
es necesario que le digamos lo que queremos. Suponemos que hará lo que queremos
porque nos conoce muy bien. Si no hace lo que creemos que debería hacer, nos sentimos
realmente heridos y decimos: «Deberías haberlo sabido».
La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de
que las cosas te queden claras. Si no comprendes alguna, ten el valor de
preguntar hasta clarificarlo todo lo posible, e incluso entonces, no supongas
que lo sabes todo sobre esa situación en particular. Una vez escuches la
respuesta, no tendrás que hacer suposiciones porque sabrás la verdad.
Asimismo, encuentra tu voz para preguntar lo que quieres. Todo el
mundo tiene derecho a contestarte «sí» o «no», pero tú siempre tendrás derecho
a preguntar. Del mismo modo, todo el mundo tiene derecho a preguntarte y tú
tienes derecho a contestar «sí» o «no».
Si no entiendes algo, en lugar de hacer una suposición, es mejor
que preguntes y que seas claro. El día que dejes de hacer suposiciones, te
comunicarás con habilidad y claridad, libre de veneno emocional. Cuando ya no
hagas suposiciones, tus palabras se volverán impecables.
Con una comunicación clara, todas tus relaciones cambiarán, no
sólo la que tienes con tu pareja, sino también todas las demás. No será
necesario que hagas suposiciones porque todo se volverá muy claro. Esto es lo
que yo quiero, y esto es lo que tú quieres. Si nos comunicamos de esta manera,
nuestras palabras se volverán impecables.
Adaptación del libro “Los cuatro acuerdos” del Dr. Miguel Ruiz
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